Ya no cerramos los ojos al darnos un beso,
no sueño con tal baile primaveral que acentuara nuestros pasos en el vals de nuestra boda,
no escucho las campanas tintinear cerca de tus pestañas,
no extraño un recuerdo que ni siquiera es recuerdo del anillo en mis manos de oro rosa,
ni la imagen de ti sosteniéndolo sobre las yemas de tus dedos,
no he escrito mis votos y los corrijo cada día, porque cuando te veo, encuentro algo nuevo que amar,
no he ilustrado un vestido de bodas, ni la corbata que llevaras,
ni he tratado de practicar como presentarme ante tus papás,
no he dejado crecer mis cabellos para que se pueda apreciar el color castaño bajo el velo,
no me he comprometido a conocer gente para abastecer un edificio lleno de personas,
ni he pensado en los centros de mesa que seguro robara tu mamá,
y claro que no, ¿Cómo podría llegar a buscar?,
la manera de proponerte algo más que un romance primaveral.