Qué triste y fugaz fue aquel momento,
donde en tus brazos, bailamos sin control.
El tiempo pareció detenerse, por un momento,
y en ese baile encontré mi propia razón.
Contigo, la música cobraba vida,
en cada paso, en cada vuelta y giro.
Pero ahora, tan solo queda una herida,
pues en silencio, te has ido sin motivo.
Un año ha pasado, desde aquel encuentro,
donde creí encontrarte para siempre.
Pero hoy, en la oscuridad, me pregunto,
qué fue lo que pasó y dónde estás presente.
Ni una mirada, ni una caricia, me das tú,
has borrado de tu ser aquel baile mágico.
El amor que creí haberte dado, se perdió,
y ahora solo me queda un sentimiento trágico.
Pero a pesar de la tristeza y la desolación,
recuerdo aquel baile como un regalo divino.
Fue un suspiro de amor y de ilusión,
aunque hoy, solo quede el destello del olvido.