Que le avisen a la noche
que no tiene derecho a estar fría,
que el memorándum no fue leído
que nada se ha colgado en el mural
que no hay volantes de advertido
ni boletín oficial;
que su frío no es bienvenido
ni su artero aliento glacial,
que quite la ley marcial
que arrogante se ha atrevido
prestamente a promulgar;
que no hay derecho civil ni penal
que ampare el acto de opresión malsana
ni hay instancia judicial
ni algún tratado en La Habana
que apruebe la afrenta mortal.
Que el frío es placer prohibido
cuando el pecho ya está helado.
Que el silbido del viento terso
ventisca es sin ella al lado,
que hay almas que el frío lastima
aunque lo amen de corazón.
Que hace falta sinrazón,
abrazos, querellas,
cuatro ojos viendo el atardecer.
Que el frío insulta las estrellas
si no hay calor para responder.