Francisco M. Ortega

Mano de obra

 

 

Unos obreros abren el suelo

con determinación y esfuerzo.

Una mujer los mira desde el balcón:

son como hormigas laboriosas —piensa—,

sin que ella sienta su fatiga

el sol agotador y el salobre sudor

que escuece en la herida abierta.

Así es la poesía vista de lejos:

algo insensible a quien la mira

y no la está erigiendo.