Unos obreros abren el suelo
con determinación y esfuerzo.
Una mujer los mira desde el balcón:
son como hormigas laboriosas —piensa—,
sin que ella sienta su fatiga
el sol agotador y el salobre sudor
que escuece en la herida abierta.
Así es la poesía vista de lejos:
algo insensible a quien la mira
y no la está erigiendo.