Aprisiono en mi corazón un gran secreto.
Ronda en mi espíritu y me ahoga a ratos.
Por años, mi corazón ha estado inquieto.
Es que vivo evocando momentos gratos.
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Sé que tú has sido un caballero discreto.
He agenciado contigo maravillosos tratos.
Y yo no me quejo sabes guardar secretos.
Me gusta que, no eres varón, de arrebatos.
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Unas penas, no obstante, tiene mi corazón.
Nunca te nombro, para no llamar el llanto.
Prefiero imaginarme, una velada, amorosa.
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Tu falta, es que siempre quieres tener razón.
¿Amor, tú has visto que, sí gruñes, yo canto?
No quiero dejar de ser aquella dama graciosa.