De una cuerda de tu garganta
penden en revuelo
todas las palabras no calladas,
esperando que en el beso
se desplieguen como alas,
para dejar en el silencio
aquellas que siempre callas.
De la mas minúscula de las venas
que de caudalosa se te abre,
se precipitan en estampidas,
abanicando su plumaje,
torrentes escarlatas
para los claveles de tu carne.
Del suspiro de tu pecho ,
del latido de tu aire,
se oxigenan universos
reverdecen libertades,
y das a los muertos
nueva vida al respirarte.
De lo profundo de tu boca,
de la siembra de tu lengua,
la semilla de mi sombra
y la cárcel de mi alondra,
liberan su condena
de cadenas y tormentas.