Inesperadamente se me cayeron
en el mar del olvido los rosales pardos
que punzaban mi mente y que aromaban
yertos jardines ocres.
Inesperadamente…
Sucumbieron al paso de nuevos soles,
de nuevas primaveras, de nuevos ojos.
y con ello nació nueva semilla.
Inesperadamente fue para bien,
ya que nuevos fulgores pecho iluminan.
Y al hoy, cielos eclipsan lechosos astros
inesperadamente.