Es la última línea de amor propio, que pide clemencia ante la ira brutal de mi propia frustración. La ira que tanto me cuesta controlar, que se activa con cualquier cosa que toque mis traumas. Es la ira retenida en mi subconsciente , de mis fracasos, de las burlas que recibí, de la falta de amor, de la falta de comprensión del oprobio , mi deshonra y vergüenza pública. Estoy falto de eso, de un poco de piedad y de calor humano. Mi ira no es más que la última linea de lo profundamente humano que hay en mi. Soy tan piadoso y amoroso como violento y lleno de ira a la vez . Puedo crear un paraíso para ti cuando estoy sereno o puedo darte el mismo infierno cuando todos mis traumas activan la ira tan contenida en mi. Si me preguntan, quisiera ser la fuente de amor que esperas, pero la vida y sus lecciones me llevan a la violencia. Pido clemencia y comprensión para mi mismo, en los días de tormenta y de ira, de todo lo que no puedo controlar y todo el dolor acumulado en mi. Pido clemencia, cuando mi ira salga y yo ni siquiera sepa porqué la siento. Siento ira y rabia contenida con fuerza, con ganas de devolver el daño que no es posible propinar a nadie, pues soy yo quién está roto y dañado. Soy yo, la misma ira ira y la violencia de todo aquello que tanto me duele y nunca digo. Pero si alguna vez me lees, hay algo de amor en mi, quizás en el fondo, la ira es la necesidad de amor , comprensión, piedad , paciencia y de éxito que nunca tuve.