No me pregunten sí sé, olvidar o perdonar,
Esas palabras… no están en mi vocabulario;
Claro que las conozco, y las puedo pronunciar,
Pero ya las he cambiado: por castigar y calvario.
¿Saben? Desde niño he olvidado, eso de perdonar
no es que sea yo malvado… o digno de un presidio
sucede que, desde niño, solo, he tenido que bregar
y en la brega solo se aprende, a vivir con sacrificio.
El sacrificio no fue el calvario, ni de niño trabajar,
¿Saben? El peor castigo es la burla y el escarnio
De ser pobres… y no tener un padre que ufanar
Y el colmo… no tener una respuesta, a ese delito.
Además, estaba el hambre, siempre en nuestro hogar;
Entre el hambre y la falta de papá, se gestó mi desvarío
Rebelde me torné, me dieron ganas de a alguien culpar
Pero no encontré a nadie, y mi pobre alma, se llenó de frío.
Este es mi otoño; mis padres se han ido ya, no hay a quien culpar;
Tal vez sea el momento de borrar las palabras castigo y calvario,
Y sopesar… algo a lo que siempre le he huido… eso de perdonar
¿Creen que estoy a tiempo? ¿O acaso ya estoy, al borde del precipicio?