Demandaba caricias
su gentil cuerpo, suave
cual pétalo de jazmín
e igual de blanco
Me sumergió en el mar
de su turbulenta mirada
y mi cuerpo se hizo aire
suspiro enamorado
Dichosos los tiempos
que el alba desvanece
y quedan en mis manos
recuerdos de su cuerpo
No caben olvidos en un
amor tan grande
y al caer la tarde a su altar
regreso donde me espera
para renovar promesas
La tomé en mis brazos
sin decir palabra
Le comí la boca
sus labios se abrieron
y como dos serpientes
la lenguas se enredaron
De su boca bebí dulce
la saliva, la mía entregué
y en su boca quedó cautiva
Dos cuerpos dispersos
retozando en el lecho
Se van llenando de amor
entre caricias y besos
Dos cuerpos que el alba
encuentra completos con
la mirada dichosa y el
corazón jubiloso
#PoetaUrbano