Sofía

¿Y el miedo?

Siento miedo como cuando era una niña chica,

el mismo que aparecía cuando tenía las rodillas raspadas,

el mismo que me inundaba cuando cuchicheaban,

el mismo que me paralizaba —y lo sigue haciendo— hasta el punto de casi no poder respirar.

La taquicardia, el dolor, el no poder verbalizar nada de lo que sentía; ¿es mi cilicio?

Vestida de espinas camino por la senda de la vida —de mi vida— esperando que nada de lo que aquello siento se materialice y se clave en lo más profundo de mi corazón.

«¡Muerte a los miedos!» gritaban, sin saber que

mi sola existencia era uno de ellos.