jvnavarro

UNA HORA DE NUESTRAS VIDAS

 Hay horas para vivir 
que sin querer 
no las vivimos.
 
Y hay horas que huyen
y horas que se refugian
en los faros de nuestros ojos
para ser guías,
de esas miradas las nuestras
cuando en las noches buscan
el brazo tendido
que nos puede servir de ayuda.
 
Las horas son
perlas diminutas,
de todos los colores,
de todos los tamaños,
ellas en nuestras gargantas
lucen las mejores de sus sonrisas.
 
Ellas las horas juegan a ser disyuntivas, 
opuestas,
con matices de posesivas,
totalmente estériles
cuando nuestros sueños se ocupan
de crear un vacío
que solo se llena
de ausencias caritativas.
 
Esta de ahora mismo
es una hora que se apunta 
a un recorrido exacto
que le corroe por dentro las tripas.
 
Las horas son imperfectas,
nunca son las mismas,
duermen unas,
mientras otras despiertas te incitan
a realizar con ellas pequeñas diabluras.
 
Mueren las horas que viven 
junto a los acantilados,
fenecen en su caída,
a ese abismo
donde en las aguas se sepultan.
 
Y vuelven a nacer
con el surgir siempre
del nuevo día
y así una y otra vez
y así,
mientras ellas en nosotros vivan,
habrá mundo y en nosotros vida.