Fue un preludio su mirada
del amor que le tenía;
sin embargo, no sabía,
que ella estaba enamorada.
Y una noche, entusiasmada,
lo tomó por un costado,
quedó un tanto anonadado
provocándole embeleso;
quiso pronto darle un beso,
con sabor apasionado.
Y sus labios se acercaron
inquietantes y sedientos
y con muchos sentimientos
extasiados se besaron.
Horas largas se pasaron
en la noche más serena
en la playa, sobre arena,
salpicados por las olas
que arrastraban caracolas
a la luz de luna llena.
Lo que parecía ser
al final se confirmó
el amor así nació
como un nuevo amanecer.
¡Oh qué bello es entender
la mirada de una dama
que en silencio te declama
su poema con amor
porque desde su interior
ella expresa… cuánto te ama!