Tú vas dejando estelas, nombres,
humaredas de un polvo dichoso,
en ese pedregal que a veces es la vida:
no haces las cosas tan sólo por afán,
usura, empleo, economía, a quién
le importan? Pero tan sólo recuerda
que tus muros antaño ampararon
huéspedes, tu ciudadela, un contingente
de hermosas doncellas, y tu nombre
fue sinónimo de danzas-.
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