Te tengo en mi interior.
Cada pliegue es concéntrico
al pie de apoyo.
Ninguna intención que yo te arrope
de una vez fuera del hoyo.
Tengo a mi socio apuntando pormenores
previo a la gran devastación de todo en torno
ya casi acoplado a su rincón
como algún hecho histórico
y yo quién soy para sobre esto hacerle bromas...
Su omisión sería para mí un suceso de lo más catastrófico.
Y ponerme esposas si soy tan solo otro guardián del espacio...
Inmerso en estas cosas incluso aunque por ahora no descanse.
Me raciono las delicias de mi estadía aquí
según voy haciendo cifras en mente de lo que está por venir
y que tan pronto ahuyente esta fiebre adherida a mis crisis
sin más diálogo ni qué narices:
si sobrevive quizá algo entonces dime.
Qué va a salvarnos ya María Santísima y su estirpe.