Me dijiste que fui un error,
pero conmigo eras ardor.
Disfrutabas de mis abrazos
y suspirabas por mis besos.
Querías que no llegase el alba
y que no se fuese la luna,
para ser siempre fuego
y fuese tu infinito.
Sin embargo, ahora me condenas
a tus antípodas profundas.
Hoy no quieres saber nada
y ayer me añorabas.
Te fuiste con una mierda manchega
y dejaste una maravilla granadina.
Dijiste que fui un error,
pero ese gemido estremecedor
era contrario a esas falsedades
producto de tus inseguridades.
Sé que no olvidarás mis caricias
y recordarás mis poemas.
Recordaré nuestro encuentro
como algo nuestro,
una ventana placentera
en esta vida tan corta.
Yo me voy con mi granadina
y tú con la mierda manchega.