Guarda siempre el recuerdo, mujer,
de cuando nos acurrucábamos juntos
y con premura absorbías de mis labios
los efluvios de mi amor, fueron bonitos
esos momentos que aún queda un resplandor
y con las marcas de tu corazón recréame,
con la misma agudeza que tienen los versados,
cerrando los ojos, dibújame con apetencia,
mis huellas en ti tatuadas calmaran tus inquietudes,
con ese arrebato que delicias te concede
y que ahora saciará tus exigencias
de tener otra vez en tu dermis mi caricia,
aunque la distancia sea excesiva
no dejes de añorarme, ni de amarme,
en sueños visitaré tu mente,
con susurros, caricias y besos sin cansancio,
te amaré y me amarás, pues nos amamos;
nunca me olvides, en absoluto,
y aún distantes nos vamos a amar más
porque un día volveremos vernos.