Con el pensamiento
puesto en mi estado de salud
cerré los ojos, con tristeza
y me quedé dormido.
No sé si mi conciencia
o mi inconsciente,
se apoderó de mi cabeza
buscando la respuesta del millón
para sosegar mi dolido corazón
Se me ocurrió la muerte
como una buena salida
y en busca de ella me fui al río
me tiré en la parte más profunda
y recordé “no te ahogas
por tirarte al agua
sino por permanecer sumergido”
entendí bien, el contenido
y me dije, si dejas de pensar en negativo
tu vida mejorará sin duda.
En mis oídos resonó,
ya es tarde, no hay como salvarse
en eso, vi a mi vieja tirándome de los pelos
mientras preguntaba ¿qué te di,
con la leche que mamabas?
¿Olvidaste que tienes un Ángel de la guarda?
¡acude a él y pronto!
Y me escuche gritar convencido
“Ángel mío ayúdame”
Fortalecido,
sentí que mis brazos y mis piernas
reaccionaban al unísono
Recordé que en mi juventud
nadaba en río crecido
y nadé con mucho esfuerzo
hasta llegar a la orilla,
cuando salí del agua
estaba agradecido.
Sobre unos pastos me tiré agotado,
pero feliz por haberme salvado.
El Señor te dio la vida, y Él sabrá
cuando llevarte, así que Carlitos
adelante a no aflojar
que todo va a mejorar.
Me desperté llorando
pero no de tristeza,
sino con gran alegría
porque para seguir tirando
hay fuerzas todavía.