Déjame verte,
no temas mi presencia,
ni tengas miedo.
Yo soy tu amigo,
y solo con mirarte
ya me conformo.
Por eso insisto
y vengo cada día
para admirarte.
Y es que tú tienes
la gracia y la ternura
que necesito.
Sales al sol
y obtienes de sus rayos
tanta belleza.
Y hasta el rocío
resbala por tu cuerpo
tan delicado.
También la brisa
se acerca y te acaricia,
muy suavemente.
Y das sonrisas
que animan las pupilas
de quien te mira.
Por eso, rosa,
la rosa de mis sueños,
\"déjame verte\".
Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/23