Resiliencia.
Recolectores, buscadores profanados
tras el vital sustento probable,
yacen inertes, sueños estacionarios.
Suelen ver de lejos lo inalcanzable,
unicornios, felicidad, hadas, deseos.
Como estrellas, ante la distante mano,
fanales o luceros, fulgores ocres,
añorando dulzura del prójimo “incauto”.
Hundiéndose en más de lo mismo,
inmersos en una espiral de letargo,
a diario rutinas de fracaso y frustración,
el anhelo se disuelve en la oscuridad.
Todo al ático de la muerte,
rutilante signo de la orfandad,
dejado de lado por lo sublime,
la infame alevosía, nefasta pulcritud.
Internado en agujeros de rencor
aplastado en el refugio, odiando,
aceptando, con dolor y desesperación
lo que refleja destruido la sombra.
Nada tangible, borrosas siluetas,
de las manos vacías, escurre.
Huérfano, por lo inalcanzable
¡A sabiendas las envidias ríen!
Perdido en la mediocridad
fatal, la búsqueda del éxito,
cual veneno, transmite toxicidad
fluye cual afluente, de lamentos turbios.
Ciego, ante la conmoción del fracaso
hostigado en la infancia. Que malignidad.
Ante tal oscura y degenerada exigencia
sin esperanza, la fragilidad avanza.
¡Bellos sentimientos!
Despierta, asume el triunfo eres tú.
Solo tus cimientes están podridas
puedes cambiarlas, forjar el destino.
En tú interior, la buenaventura está por salir,
da igual el mundo se derrumbe a pedazos,
trozos que podrás unir, hallando en ellos porvenir.
Me son ajenos sin embargo…
Dejarlo todo atrás, continuar sin importar,
las huellas que dejaron rastros del ayer,
despreciables cicatrices, dolores silentes,
marcas en el ausente corazón,
fantasmas desgarran, al traer el ayer,
el doloroso alarido, que se mezcla al viento,
y las famélicas aves carroñeras,
voraces del olvido, ante tal calamidad.
Integro, eliminar tal inmundicia
pues ocasiona, estar atascado,
muriendo en vida sin presente ni pasado.
¡Cuan irónico será el futuro ante la adversidad!
Si la falsedad es reflejo, visto cada día en el espejo
por el devenir incierto.
Detenerse por observar una débil estrella,
es la vida de luces y sombras, de amores y desamores
Juramentos para quien lo requiera,
así la alargada boca, pretende exclamar.
Da igual, si puede que lo haga,
solo transitar entre fantasía y realidad.
La perfidia es una mancha que nunca desaparece
¿Acaso debió nunca suceder?
En el abismo, hallamos nuestro renacimiento
cual ave Fénix, renacer en las cenizas
Deshacerse del existir altanero, presuntuoso,
que intenta destruir la nobleza del espíritu,
cual agua y arena, adquiere forma, adaptándose,
la sangre fluye frenética en las venas,
así la risa se oye desde el refugio.
Lloraron las envidias una a una,
ante la derrota de sus desilusiones
y el triunfo de la fortaleza del alma.
Elthan