Vivir como vive un niño
entre candor, inocencia,
en esa plena inconsciencia,
con alma pura de armiño;
gozar todos los caminos,
admirar toda belleza,
añorar la gentileza
que saque tantos espinos;
suspirar por la ternura,
las caricias y los besos
de nuestra madre, tan pura,
son bellos años, aquéllos,
cada día una aventura
y de alegría, destellos...