Cerezos floridos.
Le estoy orando a Dios que me esperen los cerezos,
decorados de níveas flores en sus ramajes perfectos,
como si fuera a toda la tierra un divino prospecto,
para cuidar la creación sin vanos y fáciles rezos.
De artesana madrugadora tener un buenos días,
de su cocina oler el humo cociendo greda negra,
oír el canto de un gallo temprano que el día alegra,
y una tenca campesina entonando dulces melodías.
Tomar con mi buen amigo Waldo un buen harinao,
con tinto del Lucho castro, o de cucha Urrejola,
conejos del amigo Wío con mariscos a la cacerola,
y la once con dulces de la Vicho y su rico pan amasao.
Que me espere con una flor el cerezo tardío,
en la dulce expresión de sus fértiles ramajes,
traiga rosas al jardín la primavera en sus equipajes,
y pinte de verdes sauces las orillas del gran río.
Extraño el canto silvestre de mi Pueblo que amanece,
en las gargantas de tordos y diucas regalando melodías
al sol del atardecer pintando bellas geografías,
y la bendita fruta de la parra donde la uva crece.
Autor: Mariano del campo.