Cuando algo caro se abarata, seguramente ha perdido su gracia. (Alejandro Díaz)
Estaba yo de maravilla
contemplando el paisaje
cuando de pronto en un visaje
vi pasar por la ventanilla,
a mi vecina alegre y sencilla
que iba pasando presurosa,
con un vestido que alegre brilla
al compas de sus delgadas pantorrillas.
Sus ojos inquietos y veloces
chispeantes como cerillas
iba caminando en distintas poses,
Lanzando miradas a hurtadillas;
y en esas pasadas tan veloces
cuando pasó frente a mi casa
solo vi que la ropa amarilla
que ajustada a su figura flaca
mostraba sus doce pares de costillas.
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