Te bajaré del cielo la más brillante estrella
y la pondré en tu pecho para que en paz tú duermas,
cubriendo tu silueta con un brillante tul.
Y cuidaré tu sueño dormida en mi regazo,
besándote despacio tu busto anacarado,
bebiendo de tu cuerpo la esencia de abedul.
Te cantaré mi canto diciendo que te quiero;
susurraré en tu oído que tú eres mi desvelo,
que quiero estar contigo, que tú eres mi ilusión;
que vivo vida mía, pendiente de tus pasos;
que existo alegremente, cubierto con abrazos
¡Cuándo junto a mi pecho siento tu corazón!