Lléname de luz y de vida,
lléname de sabiduría,
lléname de gran alegría
y de esa pasión escondida;
eres la senda escondida,
eres celestial armonía,
esa apacible melodía:
la divina llama encendida;
eres la voz que reanima
ante cualquiera decepción,
eres mi más auténtica estima,
la paz dentro del corazón,
la energía que me encamina:
alfa y omega hecha amor...