Y ahora me regalas
esta nueva vida
para que te siga;
tu lluvia me bautiza,
moja mi cara,
sin ti no era nada.
El canto, las guitarras
y el coro de las olas del mar
me recuerdan una vez más
que sin ti no soy nada,
que viniste, y aquí estás
para, a muchos, rescatar.
Hoy mi alma ha recuperado,
en el escenario de este mundo,
su guión perdido
y, bajo tu dirección, recobra
las riendas del cuerpo rebelado.
Mi cuerpo, hoy servil,
se inunda de energía
y mi voz te va a proclamar.
Por fin creo en el amor,
ahora sé que no es una ilusión
que quedará en nada,
por fin sé qué es amor
porque he buscado la Verdad
y te he encontrado.
En este momento
sólo me pides
que me deje amar,
me dejo amar,
sólo me dejo amar.
Ya no voy sonámbulo
mirando sin ver nada,
dejo atrás las juergas amargas,
recupero la bondad abandonada,
recupero la alegría.
Tantas cosas por hacer
ahora que sigo tu camino.
Pero no me falta tiempo
porque sólo tengo
un eterno instante.
Hoy comienzo a descubrir
la verdad de todo... y en todo.
Hoy tengo vida, Jesús.