Dios mío
hoy te busco en todas partes
porque en mi no te encuentro
y no escucho tu voz.
Mi vida gris y melancólica
se a vuelto negra y desdichada.
La algarabía del mundo
llega a mis oídos como el último
crepitar de un tronco tosco
al fuego arrojado.
El cielo que alguna vez fue
azul y seductor
se ha convertido en suelo sucio
que se apodera de mi mirada.
Y los recuerdos que antes
me esbozaban alguna alegría
hoy me aprietan las sienes
y desgarran el corazón.
Dios mio
solo falta buscarte fuera de este mundo
en donde con un pie estoy
y mirarte al rostro y preguntarte
¿Por qué yo?