Las palabras tienen poder y aún así se las lleva el viento, las deja en suspenso para que resuenen como susurro o eco, y aunque pase el tiempo éstas siguen causando el mismo efecto.
A veces me parece oír el nombre aquél con el que era llamada, no sé si sea la casualidad o causan mis recuerdos el dañino instante, sea cual sea el motivo, sonrío ante su llegada.