Se oyen voces, aunque no sé;
en realidad, no sé lo que dices
mientras te acunas en mi pecho y
abrazas mis esperanzas; pienso,
quiero besar tus cicatrices.
He besado todo, tus cenizas,
tus partidas, tus mañanas,
he besado en el día tus soles,
mordido tus ganas,
quisiera también tocar tus hojas
como he rozado tu flor, tu pétalo
como he regado en café tus raíces,
pero, sobre todo, quisiera acunarte un cielo
pero, sobre todo, quiero besar tus cicatrices.
En un arroyo se ha convertido mi boca
y tu boca, que me enlabia,
tu fuente, que me aboca
en un beso que se siente,
pero no se toca
como dos paralelas de líneas grises
sienten que se proyectan a las estrellas
pero, sobre todo, quieren besar tus cicatrices.
En tu pupila una lágrima emerge
una gota y otra, sal del mar,
lágrima que vuela, gaviota,
gaviota que emergió del salar;
lágrima que vuela, hecha gaviota,
a confines absolutos de lejanos países
y se lleva en sus plumas mi velero
tantas de esas cosas quiero,
pero, sobre todo, quiero,
quiero besar tus cicatrices.