Homo Reus

.Amiga.

Mira como pasa el tiempo. Mira como las manecillas del reloj cambian de un lugar a otro. Escucha como su sonido inunda está fría habitación, desde donde te escribo, sin que sepas que lo hago, pero aquí estoy.


Cuánta tristeza siento al pensar en todo ese tiempo que hemos perdido. Porque ¿sabes? No me queda mucho tiempo aquí. ¡Ah! Como me hubiera encantado hablar mucho más contigo. Cómo me hubiera encantado, verte más a menudo y platicar, como lo hicimos aquella tarde. Sí, aquella tarde que quedó en el pasado, pero no olvidó.


Si te dijera que tú has sido, probablemente la última verdadera luz que tuve en esta vida que se extingue. Si tú supieras, si tú sintieras la tranquilidad y la confianza que tu presencia me transmite, probablemente estarías aquí. Pero te entiendo. Yo sé todo lo que debes hacer.


Tu oscuridad, combinaba perfectamente con la mía. Sentí, al menos, por última vez, afecto y afinidad por otro ser humano. Ya no quería amor. Estaba cansado de eso. Solo quería amistad y en ti, la encontré, tu supiste brindarmela. Mi hermana oscura.


Ya pronto me iré. De mi, no quedarán más que recuerdos. Ya no creo soportar el enorme peso de este mundo, de esta sociedad, de la civilización. Ya no quiero ver ni escuchar como el mundo se destroza y la locura los arrastra al abismo.


Yo sé que tú entiendes ese deseo, mi amiga. Los dos siempre charlabamos sobre el final y aún así, te pido perdón, por todos los momentos que, probablemente ya no viviremos. Pero te juro que en mis últimos instantes, estarás en mis pensamientos. Te veré, en medio del bosque nevado, con tu libreta, escribiendo, o pintando, tocando la guitarra, en medio de la noche, como una bruja, como un demonio.


Tú serás la última en quien piense cuando todo se vuelva en completa oscuridad. Cuando ya no pueda respirar. Cuando no lata mi corazón. Cuando escuché mi última canción. Cuando nadie esté cerca, solamente tu recuerdo lo estará.


El tiempo se va rápidamente. No perdona a nadie. ¡Cuánto tiempo se nos fue! ¡Cuántas charlas que nunca se dieron! ¡Cuantas canciones que jamás compondremos! ya no podré disfrutar de ese frío que me llegaría hasta los huesos. Ya no recorreremos la gran ciudad ¡Cuánto dolor siento!


Pero aún así, te agradezco por toda tu amistad y camaradería. Pronto me iré, ya no falta mucho, pero, amiga, mi hermana oscura, desde el fondo de mi debilitado corazón: gracias por ser la última luz de mi vida.