En esa horas bellas
que evocan tierno ensueño,
de amor que fuera anhelo
con luz de flama eterna.
Cuando la tarde llega
con rayos muy serenos,
y se oye suave viento
que al frágil lirio besa:
Entonces gran deseo
de verte, a mi alma anega;
sintiendo olor a incienso
con esa suave esencia,
que mana de tu cuerpo
igual que dalia fresca.
Autor: Aníbal Rodríguez.