Cuando parezca caído el suspiro,
y la eternidad se haga tan corta
que no haya nombre que acapare.
Cuando sea imprescindible acariciar
lo que quema,
y sea necesario volver a ocupar
un sitio vacío;
Voy a retornar a la desdicha
de soportar lo que, a dudosa distancia,
me ataca sin acercarse.
Y cuando aparezca el fantasma que acecha,
o lo encuentre
(porque a pasos callados, lo busco).
Cuando se haga insoportable la carga
de quien pasa,
deja sus restos,
y se va sin perdón ni cobertura;
Voy a repartir borradas disculpas,
y acechar su vida sin búsqueda,
ni recuerdo alguno.