Tu cuerpo,
leche del día
llena de mañanas.
Luna de todas mis noches,
mi puerto de cada esperanza.
Tu cuerpo,
muelle de tormentas y deseos,
atracadero de albas.
Red de besos al viento
y lágrima cuajada de ansias.
Tu cuerpo,
camino de pasos inciertos,
sendero que lleva y atrapa.
A ti vuelvo, a ti regreso,
a hacer más extensa tu extensión
y a acortar las horas en que me faltas.
Tu cuerpo,
herida abierta y sangrante,
que muerde y al mismo tiempo sana.