Hoy te saludo,
te doy los buenos días
y me sonríes.
Con tu sonrisa
mis pies andan veloces
por la alameda.
Voy hacia el puerto
y llevo en mis pupilas
hoy tu recuerdo.
Fue tu saludo
un verso entre tus labios
para los míos.
Y tu sonrisa
la rima del poema
que necesito.
Busco la barca,
dormida y perezosa,
que está aguardando.
Y con los remos
navego hacia la playa
con un suspiro.
Vas en mi pecho
y embriagas mis sentidos,
como un susurro.
Y es que, en el fondo,
tú estás en el poema
¡Vienes conmigo!
Rafael Sánchez Ortega ©
21/10/23