Ruben GALAVOTTI

EL AIRE LLENO DE DIENTES

Saltos de las ruedas en el blanco pedregal,
pájaros que trinan entre las ramas,
algún perro que ladra a mi paso;
la tarde es un fresco resplandor azul.
El camino, no importa su longitud,
es una seducción de distancia,
aunque se conozca,
en él las lluvias hacen su diseño,
caprichoso trazado de zanjas,
una vena que late con el trueno.
Algo de infancia viene con el polvo,
una copia incompleta del pueblo,
como si en cada traqueteo
se desprendiera una emoción escondida
en un pliegue de la memoria.
Pequeñas chispas de viejos sucesos
cruzan el aire vibrando con un trino,
pulsos brillantes destellando con
la visión de un árbol.
Y ese deseo vehemente de avanzar,
el vértigo de la rueda girando, girando,
como una serpiente negra y redonda
mordiéndose la cola invisible,
el aire que huele a pasto,
a limpia periferia silenciosa y solitaria.
El camino es una dicotomía
en la que la memoria es un péndulo
de cristal tallado por las agujas
del mismo reloj.
El atrás y el adelante se disputan mi sentimiento,
avanza como huyendo de lo irreversible,
un retroceso evasivo como llegando siempre,
sin querer terminar la travesía.
No se trata de la bigamia de la cueca
ni de viajar para la fortaleza cardíaca,
se trata de cierto escozor de incertidumbre,
como si partir y llegar fueran lo mismo
y el trayecto es la respuesta.
Por algo la bicicleta tiene dos pedales,
uno sube, otro baja,
uno se tensa, otro se distiende,
y aunque obvio, uno izquierdo, otro derecho
y entre ambos el azar,
los dados del destino
apostando el tiempo de la vida.
 
(El juego de la Oca, de la bOca, de la lOca,
de pOca, de la rOca,
de la palabra dicha, de la dicha sin razón,
de la escasa razón, de la razonable dureza del latido,
sístole y diástole de palancas.
Lo que tOca.)
 
Cuestas pedregosas, planicie con arenas,
camino difícil, como una existencia
comprimida a un par de kilómetros,
compensada por la simple belleza
del verde acariciado por arpegios bucólicos.
Un escenario para perderse y encontrarse,
para respirar hondo y un dolor de rodilla,
un leve ahogo en la subida
y el sol manso de un invierno benigno
alimentando flores de una primavera precoz.
 
Hasta que llego al barrio y ahí el paisaje
es como un perro alienado
con dientes de ruidos y basura.
 
AUDIOPOEMA
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R. C. GAL. ROA.
 
L. 21.07.14 – 12.05´
 
Ilustración desde:
https://www.pinterest.es/search/pins/?q=bicicleta%20camino%20pedregoso&rs=typed