En un instante de amor,
en la magia de aquel beso,
por siempre quedaré preso
entre llamas y fulgor;
venceré todo temor,
y te seguiré travieso,
con impulso casi avieso,
pero supremo valor;
por del cuerpo tu tersura,
de tus labios, dulce miel,
de tu ser esa ternura
que extermine acre hiel:
eres mi bien la locura
mi inolvidable mujer...