alegazpa

La carta

Lo he vuelto a hacer,
el pensamiento cesa
y la viveza de los colores de la tarde
me muestran la verdad del renacimiento.
Segundas partes también son buenas,
pues somos dos partes como simbolismo matemático.
Y quizá también mis tropiezos...
para declarar con certeza que, ahora sí,
soy poeta.

Como veleta mi vida 
se la doy al alma de la creación.
Para que lleve a muchos puertos
con solo abrir mi baúl de palabras
guardado en los recovecos de mi bosque,
árboles con los que construiré la barca
ahora que he recibido esta carta.
Mares de conexiones que su despertar forjó.

Tropiezo otra vez 
y me doy cuenta
yo solo...
Y lo supero sin decir nada.
Es posible en esta tarde de lluvia tan sabia...


Jaja, diáfano mi día.
Hasta la risa se cuela en los escritos
alterando humilde la templanza,
ahí es cuando la dicha es certera

y escampa.

Cuando se comunica bienestar,
renacimiento acoge como madriguera a su liebre
y pastos sostienen a la perdiz danzante.
Esta lengua mía suplicante...
de pintar bonitas elucubraciones
con su barrer húmedo por mi mente.

Selecciono los mejores momentos
llevándolos al podio campeón: 
la verdad que ama sentir al corazón.
He visto a la paloma volando,
¡la he visto!
No es locura,
el pueblo me lo ha dicho:
\"Hoy, despierta un nuevo hombre\".
Y las campanas que me acarician con sus ecos
llevarán la vida por la esencia de mis callejuelas
y las de aquellos poblados y parajes
que se atreva a volar mi ser.

La \"sintergia\" de Jacobo
es la sensación de un análisis resuelto,
aunque no conozcas ni su nombre.
La verdad vivo.
Ahora, aquí,
real.
Todo se andará
si tiene que ser andado.
No hay daño a nadie
cuando me ha llevado el caer 
a ver diáfano mi día, de nuevo. 

Esta vez 
no me ha traído nadie al estanque,
he caminado yo hacia su reflejo.
El resultado es el mismo, simplemente
el ángel que te guía necesita auxilio a veces;
otras, el Jesucristo que hay en ti lo muestra.
Pero, esta vez, certero...
No miento, el ángel es buen cartero.
Escribiré para ti
porque me has entregado la alegría.
Gracias por hacerme ver la fantasía de necesidad
por la que me dejé amamantar.

La amistad del cariño
es lo que me das a recuperar
y ver la verdad,
por fin, la verdad.
La poesía crea al corazón que lee.
La poesía son mil caminos
o mil peldaños que bajan en su lectura
al colectivo subterráneo.

Algún día contaré de forma natural
y mal no habrá.
No miento si estas letras
son del bautizo de mi alma naciendo de nuevo 
en esta vida.
La esencia del amor de mis yo pasados
seguirá intacta, pero más radiante
después de barrer las nubes de males.

No soy ningún profeta,
soy un hijo de Dios.

Acogeréis esto en la belleza radiante
que os mostraré al contar la resurrección
de reencarnación de espíritu.
Sin juzgar nada
seréis felices de mi estado
en cualquier presente vivo o de palabras que resucitan
y observan lo añejo que apresó.

Mi presente es este y solo estaba elucubrando
para tomarlo como un recuerdo
por si vuelvo y tropiezo
en la crucifixión de mí mismo.
No soy menos por eso.
Entregué la ofrenda de mi error
y las flores otoñales
germinaron a mi campo.
Ahora el reloj ese cunde más
porque lo saboreo como si no existiese.
El tic tac del corazón va a su tiempo,
¡esta presencia, este momento, esta presencia, este momento...!
Ya no existen los juicios ajenos
y soy libre.

Veo dibujos animados,
quizá en el interior sienta la infancia
donde aún mi padre está.
La aceptación es de necios negarla,
mas de sabios no necesitarla.
Somos seres sociales y el uno,
por tanto, nos aceptamos entre nosotros.
Qué sencillo es todo,
aceptarte es aceptar la diversidad,
arbórea de ancestros 
donde en sus hojas susurrantes de viento
canta la sencillez del vivir de corazón.
Escucho el rozamiento de las nubes a la atmósfera,
ay... bendita tierra que me nombra a ser ángel,
a que vea el color de los días grises
y transmita ese sosiego de aprecio
en los corazones de la gente.
Ahora os dejaréis acariciar por la lluvia,
el tic tac obedecerá a la campana
y se expandirá en el todo que sois.
Tuve que empezar a vivirlo en mí
para mostrarlo en las palabras,
ahora puedo expresar su visión
y sumergiros en el viaje hacia lo que digo.


El propósito escribo,
vivir la vida sin juzgarla
abrazado a lluvias y soles,
pues los colores del arcoíris
no aparecen sin ambos,
por ello, sentid esta naturaleza completa.

¿De qué tumbas, en las que perdisteis el momento, venís?
Sacadlas del inconsciente que se desentierra 
de la vida que creáis.
Yo encontré aún un templo de mentiras
donde fundaron religiones que tapizaban mis ojos
necesitando algo para estar con mi padre... 

Aquí traigo su derrumbe.
Larga reflexión 
después de un nuevo tropiezo.
Patadas de gigantes sentimientos
al ver lo repetido que construyó el templo
y que era una no expresión de sentimiento
en algún momento...
de no aceptación del momento.

Oran fuerte los demonios del mismo,
mas lo bueno cualquier mentira ilumina
y los desiertos no siempre lo fueron.
Ahora toca otra era,
de aprender del sufrimiento.
Usarlo como un desenmascare de las cadenas,
tantas veces como sea necesario
hasta salir al jardín del amor
y que las marcas se curen con aleteos de colibríes.

Se caen algunos ladrillos del sistema.
La huerta fructífera deja al río que corra
y que la abeja se sacie para saborear luego
un cálido y plácido invierno en familia.
La verdad de lo que toca,
la era del amor al día a día
para que caigan sus necesidades 
que creímos nuestras.

Aprecio el bizcocho de mi madre Dolores
y sigue viva,
le doy las gracias
y sigue viva...
Yo le doy más con esos gestos.
Y para mí ese es el fin de vivir,
el agradecimiento.

¡Vivan los pasteles artesanos de mi madre
un domingo por la tarde!