Periodistas de letras baldías
escribiendo al dictado de propinas.
Banqueros de la miseria
apilando desahucios y ruinas.
Jueces cobardes
llenan las cárceles de miserables
y aplauden el desfile de grandes fortunas.
Los sabios no entienden
porqué lo absurdo es arte.
No merece atención
que un reptil enseñe a volar.
Jóvenes vestidos de soledad
que comparten
si su ordenador está conectado.
Inusuales luces obscuras
con las que resulta difícil encontrarse.
Bares que semejan cementerios
repletos de flores de plástico
y lápidas sin nombre.
Amantes enfermos de vértigo
huyendo del tedio ensordecedor
de una lista de fracasos.