Benjamín García

Salidas

Recorrí todo el mundo en pensamientos 

y me vi sufriendo por un desconocido, 

ignorando a mi familia,

entre distintas pérdidas  

y comiendo en distintos lugares, 

siendo un poco menos, de lo poco que hemos sido

y asistiendo a cada obra en los mejores asientos. 

 

Imaginar es algo que me llena, en mente, 

pero en cuerpo cada semana me siento necesitado,

de un par de uñas, de unas manos; 

necesitado de la gente, 

de ser aplaudido o tal vez elogiado, 

reconocido o tal vez amado,

lo que sea que me permita una salida; Lo que devenga, lo que les nazca, 

algo para ya no seguir corriendo;

No queda más ayuda en mí,

no hay ganas de estirar la mano 

ni fuerzas para tomar a alguien del pie:

De nada estoy sirviendo.

 

Sin embargo, no me ha quedado más que asumir mi vida en dos partes:

Mi existencia como un fin, y el fin como un final. 

Así se siente, como si no hubiese más, 

como si mi mundo estuviera escrito en tres renglones, 

como si no hubiese con quién salir un martes, 

ni un sábado a recoger los vientos 

que la vida nos ha regalado, 

con los pulmones. 

 

Estoy harto de perder momentos a montones,

por eso esta tarde voy cerrando todas mis ventanas, 

todas mis puertas y hasta todos los cajones.

Total, nadie los ocupa. 

También he tendido todas las camas, 

y he quitado todos los espejos, 

porque ya me harté de verme los granos, 

las ojeras y las canas;

he barrido cada pelusa, 

echado a cada insecto

y sacudido cada almohada; 

He limpiado cada superficie habida y por haber, 

para que, de quienes pasaron sin gracia por mi vida

ya no quede nada. 

 

Para más engaños no hay cabida, 

no quiero volver a preguntarme

si soy yo quien no da todo de sí,

no quiero a nadie adentro de mi casa

que no comparta una bebida,

que le haga el feo a mi comida, 

aunque de sabor no esté tan buena. 

No, no quiero a nadie que no sepa

que en esta casa nos apoyamos, 

aunque no tengamos una herida.