En el café matutino
encuentro tu calidez,
y nos hallamos unidos,
En las mañanas serenas,
Como dos almas que encajan,
y sus palabras se besan,
En cada sorbo me bebo
esas palabras sinceras
y el aroma de la taza,
se envuelve con nuestra esencia
se envuelve con la fragancia
de esa total limerencia.
El amor maduro crece,
Así, en cada amanecer,
y se funden las miradas,
y transciende nuestro ser.
y en esa taza de café,
se encuentra nuestra morada.
En un universo propio,
donde los sueños se alcanzan.
En esta oda cotidiana,
mi ser ha sido abrazado
y con el café de tus ojos,
que a sorbos he degustado
el porvenir se forja
en un amor renovado.
y los instantes se tejen
de esa tenue bienvenida
y nuestras almas se enlazan
con cálidos hilos de vida
mientras las risas se cuelan
en cada rincón que habitas
y se vierte en nuestras tazas
el néctar de la poesía.