Hoy la noche la he vivido
en un insomnio penetrante
que me ha ganado.
Cubierto por la oscuridad
he oído correr la horas
en los latidos de mi corazón,
en los pensamientos alegres,
afligidos, que han venido a mí
en oleadas inconscientes,
en tu recuerdo, mujer,
en la imagen que me abura el alma.
El viento de la abulia
apagó por un instante mi vigilia,
pero, amparado en el abrigadero
etéreo de tu recuerdo,
en el amor secreto que me colma,
se alzó mi voluntad.
¡ Cuántas caricias, cuántos besos,
cuántas palabras he soñado
despierto para ti ¡
Si hubiese podido, hubiera abierto la ventana
y mi pasión habría volado a tu cristal
con todos mis besos,
con mis caricias, con mis palabras,
pero en el desvelo la pesadumbre,
y la melancolía, me han martirizado.
¡ Oh Dios y si este amor fuese insomnio,
desvelo y soledad, ante la magnitud
maléfica del olvido ¡