Me reconstruyo día a día,
rutinario, rustico y pobre,
alienado por las sombras,
y sin ningún santo retorno.
Solitario, en la precariedad
de la ciudad que aniquila,
transito con mis desvaríos,
mis opacidades y secretos.
Con ellos, voy desatando
un pensamiento extraño,
una meditación, que cruza
mis primitivos sentidos.
Busco la vuelta a la caverna,
una ocurrencia paradójica,
una oportunidad para ser,
que obligue un renacer…
Quiero vivir una oleada,
disparada por la intuición
con una angustia genuina,
que me colme de alguna fe.