En la mar de las rimas,
él no pudo pescar.
Con su anzuelo de tinta
no lo pudo lograr.
Convocó unas ideas
tan extrañas y locas.
Pero en la hoja que ondea
escupió solo prosa.
Y maldijo el romance
que la musa prodiga.
Nunca pudo apropiarse
del amor que la inspira.
Pero en cambio entelequias
tan dispares, bizarras,
le colmaron de ideas
y escribió las palabras.
Enterró los sentidos
y perdió la razón.
Sus extraños escritos
vagan solos hasta hoy.