Marcelo López

ABUELA

Mi querida abuela, te recuerdo

especialmente por las mañanas

cuando despierto y bajo corriendo

la esperanza de verte sonriendo

disfrutando, en ese espacio bello.

 

En la cocina azul que te veo

ese delicioso olor delata

así es, el de una efímera vianda

penetrando paulatinamente

 pasa de lo efímero a lo eterno

el florido color de tu atuendo

llena ese magnífico momento.

 

En esa cocina azul te escucho

diciéndome tus cortas palabras

ellas, en ocasión, eran dulces

otras duras pero siempre sabias

sin excepción, se convertirían

en las recomendaciones largas.

 

Llevo tus olores, tus colores

oídos a tus palabras sabias

sigo recomendaciones largas

a veces, te extraño, no es así

realmente, siempre estás allí.