Abrigado en otros calores te recuerdo
y me da por rememorar a nuestro paraje,
eres inolvidable y eso es mi agravio,
lejos de ti me contemplo con vileza y torpeza,
y en ese sitio de bendición, donde se unificaron
nuestras integridades, aún dormitan
las memorias que de placer ahí claman,
aun te adoran -como te adoraron-
mi tacto y mi alma con vehemencias,
mas hoy que te he olvidado presientes,
pero inolvidable eres, lo reitero,
entonces, esfuma tus incertidumbres
y poniendo a nuestro amor por sobre todo
aguarda con paciencia y suéñame cada vez,
te pido que me esperes con mesura
hasta volvernos a amar gratamente.