Las raíces ignoran a las hojas cuando estas caen.
No ven su vuelo ni escuchan su adiós
Se quedan en la tierra, firmes y seguras.
Sin saber que las hojas se van en busca de otro sol.
Las hojas ignoran a las raíces cuando estas se quedan.
No sienten su arraigo ni valoran su sostén.
Se dejan llevar por el viento, libres y curiosas.
Sin saber que las raíces las extrañan sin ceder.
Las raíces y las hojas se ignoran mutuamente.
No se hablan ni se entienden, no se miran ni se quieren.
Se separan por el tiempo, por el espacio y por el modo de ser.
Sin saber que son parte de un mismo árbol, de un mismo todo.