Escribe y deja
los besos y caricias
en unas letras.
Tus buenos días
esperan impacientes
en algún sitio.
Habrá ventanas
y puertas que se abran
un tanto inquietas.
Y es que la brisa,
del mar y del nordeste
tiene esta magia.
Es un hechizo
que engancha y enamora
día tras día.
Y si no acude,
temprano, ese saludo,
les falta vida.
En sus caricias
hay yodo y el salitre
con muchos besos.
Besos de labios,
ardientes y hechizados
por otros ojos.
Ojos que buscan,
y esperan la palabra
que va en tus versos.
Porque el amor
que nace de tu pecho
tiene un destino.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/10/23