Me despierto en medio de la noche, sudando y con el corazón acelerado. Una sensación de opresión se apodera de mi pecho, mientras mis ojos se acostumbran a la oscuridad de mi habitación. Intento recordar qué fue lo que me despertó tan repentinamente, pero mis pensamientos se ven invadidos por un temor irracional. Decido levantarme y buscar algo de agua para calmar mi sed y mis nervios. Mientras camino por el pasillo en silencio, un escalofrío me recorre la espalda. Me detengo y miro a mi alrededor, pero no hay nada fuera de lo común. Solo sombras que se desvanecen en la noche.
Sigo avanzando, y de repente siento un susurro en mi oído. Giró rápidamente, pero no hay nadie a mi alrededor. El miedo empieza a apoderarse de mí, haciendo que mi corazón palpite aún más rápido. ¿Qué está pasando?, llego a la cocina y enciendo la luz, intentando alejar la oscuridad que se ha instalado en mi mente. Me sirvo un vaso de agua y mientras bebo, escucho un ruido proveniente del salón. Un escalofrío recorre mialda de nuevo, pero esta vez es más intenso. Me quedo inmvil, tratando de discernir si lo que escuché fue real o simplemente de mi imaginación.
Decido enfrentar mi miedo y me dirijo lentamente hacia el salón. La puerta está cerrada, pero puedo distinguir un extraño resplandor proveniente del interior. Sin pensarlo dos veces, abro la puerta y me encuentro con una figura encapuchada, de ojos oscuros y vacíos. Mi grito se queda atrapado en mi garganta, mientras la figura se acerca lentamente hacia mí. Siento una presión en el pecho y me doy cuenta de que la muerte ha venido a reclamarme. Intento huir, pero mis piernas no me responden. El miedo y la desesperación se apoderan de mí, y el último pensamiento que cruza mi mente es que mi destino ha sido sellado.
Y así, en la oscuridad de mi casa, me entrego a la muerte, abrazando el terror que me ha perseguido desde mi despertar. Todo se vuelve negro, y solo queda el silencio y la certeza de que mi historia termina aquí.