En las sombras de mi mente, sin destello de pasión,
se postran las palabras, sin voluntad ni emoción,
gélidas letras que flotan sin rumbo ni intención,
un vacío profundo, un poema sin inspiración.
En la hoja en blanco danzan sin coordinación,
sin compás, sin armonía, sin rima ni canción,
son meros trazos perdidos en la desolación,
un lamento silente, un poema sin inspiración.
Las metáforas naufragan en un mar de confusión,
las rimas se desvanecen en una triste resignación,
las ideas vagan sin rumbo en una desolada prisión,
un abismo desolado, un poema sin inspiración.
Sin musa que susurre versos en mi corazón,
sin chispa que encienda la llama de la creación,
me pierdo en un laberinto sin dirección ni razón,
un desierto árido, un poema sin inspiración.
Pero incluso en la oscuridad más profunda y fría,
donde las palabras parecen perder su alegría,
hay un hilo de esperanza que a veces se desafía,
un rayo de luz que renueva la inspiración día
a día.
Porque aunque hoy falte la musa y me abandone la pasión,
sé que el flujo creativo nunca desaparecerá en mi interior,
y aunque este poema carezca de una melodiosa canción,
la inspiración regresará con más fuerza y esplendor.