Cuerpo, en esa imperfección creadora, te encuentro como si mi silencio por fin importara, te dibujo con el filo de mi esperanza, tallando en calendarios pasados, un futuro dispuesto a ver tus ojos.
De esa simpleza, el tiempo escribía en letra de vida, tu nombre sin rostro, el rostro de la luna, caminatas desesperadas por un mundo nuevo, avenidas, barrios con perfume a libertad.
Al sentarme a pensar, solo una cosa subsistía y me decía, vida, tu vida.